Julio Anguita y Alberto Garzón en la Complutense
21/02/18 En el club de debate, cada vez asumo más funciones que en teoría son de Miguel. Mis amigos bromean diciendo que me voy a acabar convirtiendo en dictadora, pero reímos por no llorar. En la práctica lo llevo yo, pero sobre el papel no soy nadie, y el año que viene no me van a dejar ser la encargada pero, si no lo saco yo adelante, nadie lo hará. -Míralo por el lado positivo: eres el poder en las sombras -intentan animarme los siniestros. No se trata de ser reconocida. Me da igual que la encargada sea otra persona con voluntad de que el club funcione, siempre que realmente sea un candidato o candidata mejor que yo, o al menos similar. Y me niego a participar en su ridículo mundo en el que los siniestros no existimos, somos invisibles y por ello no podemos participar en ninguna actividad colegial… pero donde tampoco hay nadie que quiera llevar el club de debate. El otro día, en una asamblea, el director (al que nunca se le ve el pelo por el colegio, aparte de una vez ca